Migración e identidad de la mujer venezolana
“Su proceso ejemplifica cómo las mujeres migrantes pueden enfrentar desafíos y convertirlos en oportunidades, fortaleciendo sus recursos internos, que les da la fuerza para su integración al país de acogida, con bienestar emocional en su maleta”.
La historia de Josmaysol puede ser muy parecida a las de casi 600 mil mujeres que llegaron al Perú en los últimos seis años y que actualmente residen en su mayoría en Lima. Salió de Venezuela hace dos años. Inició su travesía acompañada de sus dos pequeños hijos de 4 y 7 años, dejando atrás una relación de la que huía, buscando una vida libre de violencia, buscando un lugar que se le ofrecía mágico y lleno de oportunidades, buscando ser ella misma por primera vez. Josmaysol era joyera en su país, hacía hermosas pulseras, aretes, collares que modelaba con gracia. Esa tarde en que decidió partir, colocó en su maleta con gran esmero sus cuentas brillantes, alicates y perlas. En este tortuoso camino que transitan los migrantes, en los que un autobús, una trocha, un camión o sus cansados pies, los llevan al destino soñado, pasan muchas adversidades. Es así que Josmaysol después de cargar por largos días su maleta, tomó la decisión de dejarla ir, no pudo llegar a su destino, sintiendo que su “identidad” de joyera quedó en un paraje solitario.
Los 1,2 millones de personas que según el informe del 2022 del Alto Comisionado de las Naciones Unidad para los Refugiados (ACNUR) que llegaron al Perú, tuvieron que dejar en el camino no solo una maleta como Josmaysol, dejaron espacios familiares, su música, su cultura, sus comidas, sus ciudades, su hogar. Todo este esfuerzo que moviliza todas aquellas certezas y seguridades que podían tener en su espacio conocido.
La migración forzada por razones sociales y políticas puede generar cambios profundos tanto en las personas que deben dejar su país como en el entorno social que las acoge. Las mujeres migrantes, en particular, enfrentan múltiples desafíos y se vuelven especialmente vulnerables debido a su condición de género, su situación migratoria irregular y sus bajos recursos económicos. Fenómenos como la xenofobia, la exclusión y el rechazo por parte de la población de acogida pueden intensificarse para las mujeres migrantes, haciéndolas triplemente vulnerables. (Dianderas, 2019; Lara, et al. 2021,)
“La migración forzada por razones sociales y políticas puede generar cambios profundos tanto en las personas que deben dejar su país como en el entorno social que las acoge”
Desde la experiencia de CAPS en la atención integral y fortalecimiento de organizaciones de mujeres migrantes, hemos podido ver la creatividad, resiliencia y solidaridad que se despliega. Buscamos potenciar los recursos internos que les permiten superar los obstáculos y sostener aspectos de su propia identidad y a su vez enriquecerse con la experiencia de adaptarse al nuevo país. La identidad no está en la maleta que se queda en el camino, la identidad es la capacidad del individuo de seguir sintiéndose el mismo en la sucesión de cambios, implica mantener la estabilidad a través de las circunstancias diversas, de las transformaciones y cambios del vivir (Grinberg y Grinberg, 1982). Buscamos en nuestra intervención que la experiencia de migración pueda vivirse sin amenazas al sentimiento de identidad.
Así continúa la historia de Josmaysol, con su terapeuta pudo historizar su travesía y las vivencias de violencia, pudo construir su plan de vida para lograr su autonomía. Empezó a tejer sueños, desplegar su bisutería incorporando chaquiras, huayruros y amazonitas en sus diseños. Su proceso ejemplifica cómo las mujeres migrantes pueden enfrentar desafíos y convertirlos en oportunidades, fortaleciendo sus recursos internos, que les da la fuerza para su integración al país de acogida, con bienestar emocional en su maleta.
Por Carmen Wurst, psicóloga – psicoterapeuta psicoanalítica del CAPS. Fotografía: VenInformado. Lima, 20 de junio de 2023.