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El aporte de la migración venezolana: Recorrido histórico y social

La integración de la comunidad venezolana en el Perú ha sido uno de los principales desafíos de la intervención humanitaria y la agenda política. El éxodo masivo que representó la movilidad humana, dejó al descubierto una infinidad de necesidades no solamente por la vulnerabilidad que implica las movilizaciones forzadas, sino también por la capacidad de respuesta en la acogida a dicha comunidad.

Si bien es cierto que el Perú no estaba listo para recibir la cantidad de migrantes que se conoce, la población refugiada y migrante tampoco estaba preparada para ser acogidos.

Durante medio siglo entre los años 1948 y 1998, Venezuela fue un país receptor y acogedor de un sinfín de migrantes principalmente desde el Sur de Europa, Latinoamérica y el Caribe. Históricamente el venezolano no ha tenido una cultura migratoria, ni siquiera en otras épocas dictatoriales del país. Con la reciente emigración han tenido que descubrir, adaptarse y apropiarse de la multiculturalidad de un país que los recibió como el Perú, así como lo hicieron sus ancestros migrantes que llegaron el siglo pasado y a los que aún hacen vida en Venezuela.

Los flujos migratorios de venezolanos hacia el Perú, permitieron que la población se destacara por su idiosincrasia servicial, cálida y cercana entre ellos y quienes los rodean. Sus particulares formas de expresión para mostrarse serviciales (a su orden, cariño, mi amor, querida, bella/o, amiga/o) con los que se refieren a otras personas que quizá no conocen. Esa singular manera de referirse al otro afectuosamente que siempre los mantiene al servicio han sido característicos en el proceso de aculturación entre peruanos y venezolanos.

Por otra parte, el impacto del fenómeno migratorio dejó al descubierto en el 2019 a través de una encuesta realizada por IPSOS que el 67% de los limeños desaprobaban la migración venezolana, es decir dos de cada tres encuestados. Esta percepción negativa ha tenido una tendencia creciente en los últimos años como producto del rol de los medios de comunicación y autoridades políticas en la construcción de estereotipos y creencias.

En el 2021 el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IDEHPUCP) realizó una encuesta de opinión donde se evidenció que el 70.50% de 1109 encuestados consideran que la migración venezolana ha tenido un impacto negativo en el Perú.


¿Cómo afrontamos los desafíos de la integración de la comunidad venezolana ante la creciente percepción negativa y rechazo sobre la migración?

Desde el 2018, la respuesta humanitaria se ha encargado no solamente de cubrir las necesidades de asistencia y protección de la población refugiada y migrante venezolana, sino también se han ejecutado iniciativas como la promoción de medios de vida, acceso a la educación e inserción de profesionales al mercado laboral y encuentros culturales para integrar a dicha comunidad.

Las iniciativas antes expuestas han contribuido al incremento del Producto Interno Bruto (PIB) del país en los últimos años según el informe del Banco Mundial. La inclusión de médicos, enfermeras, técnicos y psicólogos venezolanos al sistema salud por ejemplo, permitió dar respuesta inmediata ante la necesidad de profesionales de la salud durante la emergencia sanitaria debido a la pandemia de la COVID-19.

Desde el Centro de Atención Psicosocial – CAPS se ha venido ejecutando un proyecto de la mano con la Agencia de la ONU para los Refugiados – ACNUR denominado “Desarrollando bienestar psicosocial en refugiados, migrantes y población de acogida en el Perú”, donde se practican intervenciones psicosociales que promueven la convivencia de ambas comunidades a través de la realización de espacios de reflexión psicosocial, talleres, campañas y  jornadas de integración con enfoque de Derechos Humanos.

Aproximarse a la integración es promover la interculturalidad, ese proceso dinámico de comunicación y aprendizaje mutuo fundamentados en la base del respeto, la legitimidad, simetría e igualdad. Reconocernos y entendernos los unos a los otros como hermanos suramericanos, con diferentes encuentros históricos de colaboración, apoyo y hermandad que se han suscitado desde la declaración de independencia de nuestros países, son fundamentales para sostenibilidad de la convivencia saludable entre peruanos y venezolanos en la actualidad y para las futuras generaciones.

Por Abraham Javier Deus Ayala, psicólogo del CAPS. Coordinador de la oficina en CAPS-Tumbes. Fotografías: Archivo CAPS. 18 de diciembre de 2022.

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